- Mojarse las manos con agua tibia –entre 20 y 37ºC– para eliminar los microorganismos superficiales.
- Añadir jabón a las palmas de las manos y frotar con energía.
- Friccionar también el dorso, las muñecas y los espacios interdigitales. Esta operación se debe realizar durante un tiempo mínimo de entre 15 y 20 segundos.
- Cepillarse uñas y dedos con un cepillo previamente enjabonado para eliminar restos de suciedad que pudieran quedar bajo las uñas, durante unos 15 segundos.
- Meter las manos bajo el chorro de agua del grifo, y asegurarse de eliminar completamente el jabón. Si las manos estaban muy sucias, se debe repetir el proceso hasta comprobar que el agua del aclarado está limpia.
- Por último, hay que secar bien las manos empleando toallas de papel desechables, para evitar así que se puedan volver a contaminar. Por el mismo motivo, es recomendable usar una de esas toallas para cerrar el grifo o abrir la puerta.
- Si no dispones de jabón o agua, existen productos desinfectantes para manos, que se comercializan en forma de líquido o toallitas, y que puedes llevar en un bolso o mochila siempre que vayas a algún lugar donde no estés seguro de poder utilizar un baño público